Tetralogía / Dos relatos

Autores: Eduardo Chicharro Briones.

Tetralogía / Dos relatos

Fecha de publicación: 02/07/2002

Nº Edición:

ISBN: 84-95399-41-5

10,00

Categoría: Etiquetas: , , ,

Descripción

Prólogo de Jaime D. Parra

Eduardo Chicharro es conocido en la poesía española del siglo XX sobre todo por ser el creador del Postismo, movimiento estético-literario de vanguardia de posguerra. Para hacerse una idea de la importancia de este movimiento bastaría recordar que, recientemente, el 16 de junio de 1999, la Fundación Duques de Soria de Barcelona dedicó una jornada al mismo, bajo la dirección de Pere Gimferrer, en el pabellón Mies van der Rohe, en la que se reunieron, entre otros: Camilo José Cela, Pilar Gómez Bedate, Paco Nieva, Jaume Pont, Joaquín Soler Serrano, Antonio Fernández Molina, Martín de Riquer y Ernst Lluch. Efectivamente, a mediados de los años cuarenta, junto con Carlos Edmundo de Ory y Silvano Sernesi, lanzó uno de los grandes vanguardismos de aquel momento –otro sería Dau al Set– que le sirvió para eternizar su nombre como agitador en los medios. Pero este papel de desafiador también contribuyó a oscurecer su verdadero mérito como creador, como poeta. Y así nos encontramos todavía, como se ha dicho muchas veces, que su obra continúa siendo desconocida para muchos. Sin embargo, Chicharro fue tan exigente consigo mismo y con su poesía que incluso pensó en hacer un diccionario, que tratase las palabras de otra manera –idea no tan descabellada, pues también Cirlot lo hizo- y no dejó de pulir, retocar, imaginar su obra literaria, como cuentan Angel Crespo y Pilar Gómez Bedate al editar Algunos poemas. Eso es suficiente para justificar una nueva edición de uno de sus libros y aventurarse con un nuevo enfoque sobre su obra. A mi manera de ver, como he dicho otras veces, Chicharro pertenece a la línea castellana del Postismo, dominada por la visión espacial, lo pictórico y lo mágico, frente a la andaluza, representada por Ory, básicamente sonora y onírica. Pero, incluso esto me parece una cuestión relativa: lo más importante es que defiende una poética muy original, según se aprecia en sus manifiestos y poemas: la de la euritmia. Así en muchos de sus escritos Eduardo Chicharro (1905-1964) venía insistiendo en la idea de euritmia, como poética que lo definía y que le diferenciaba de los demás. Al mismo tiempo señalaba la importancia de la música, a la que colocaba incluso por encima de la poesía. Ya en el primer manifiesto del Postismo, de 1945, que firmó él solo, señalaba: «La música es, de las manifestaciones libres, la más postista» y poco más abajo, tras exponer un orden histórico de las artes –arquitectura, escultura, pintura, música, poesía, euritmia- añadía: «El expuesto orden corresponde casi totalmente al establecido por la antropología». Chicharro iba más allá incluso y señalaba la euritmia como una de las bases del Postismo -las otras eran el barroco y los ismos-: «La euritmia no podemos considerarla como arte exenta por hallarse en nacimiento y, si acaso, distribuida como característica en las demás manifestaciones; pero indudablemente, el Postismo saca ya buen partido de ella (euritmia-buen ritmo)». Hablaría también de otras claves fundamentales de su poética, luego perceptibles en poemas de Plurilingüe lengua (1945-1947), pero lo fundamental ya estaba dicho: apostaba por un orden expuesto por la Antroposofía, ciencia creada por el austríaco Rudolf Steiner, y sacaba partido de sus teorías. Teorías que se asentaban sobre su experiencia de poeta inspirado en los preceptos y aliteraciones del Siglo de Oro, en las imágenes oníricas y surreales, en la pintura visionaria, en el mundo mágico y esotérico . En el segundo manifiesto del Postismo, publicado al año siguiente, y ahora firmado también por Carlos Edmundo de Ory y Silvano Sernesi, seguía ampliando las bases de su poética, añadiendo elementos, como el de la locura y el disparate, o la defensa de la imaginación, algunos reinventados por Ory, pero continuaba «reconociendo la música como postista por definición», aunque eso sí «la poesía como medio de expresión más natural». De la euritmia, en cambio, en un manifiesto perdido en la discusión sobre la recepción del Postismo por parte de los lectores, no se decía nada esta vez. Pero la idea viajaba en el pensamiento del escritor y pronto se vería desarrollada en la teoría y en la práctica. Fue en el tercer manifiesto, de 1947, que volvió a firmar Chicharro solo, cuando el Postismo halló la mejor definición de sí mismo, con motivo de un examen de los ismos modernos: entonces se autodefinió precisamente como arte eurítmico, actuando como una gran síntesis. El Postismo, ismo posterior a los otros ismos, de ahí su nombre, se podía definir como euritmia, decía Chicharro, igual que otros se definían como «dinamismo» (el Futurismo), «automatismo» (el Surrealismo) o «purismo» (el Cubismo).

Jaime D. Parra

También te recomendamos…