Descripción

Incluye carta-prólogo de Ramón Gómez de la Serna

Siempre hemos creído que hay poetas que nacen y poetas que se hacen, como siempre hemos creído también que todo poeta que nace puede hacerse o no hacerse. Pero lo que no es imaginable es que el poeta que sólo se hace, así, de intención, sea jamás un auténtico poeta. Plagadas tenemos, por desgracia, de ejemplos las antologías, las revistas y las salas de lecturas al uso. Poetas que pasan, que no pueden por menos de pasar, por grande que sea el apoyo y respaldo de su cultura y su asiento social. Otros vienen después a la chita callando y son los que quedan, los que un día se redescubren, casi siempre en demora, porque no pudieron o supieron o quisieron jugar al arte espúreo de la celebración o la connivencia, sino que se limitaron, febrilmente, serenamente también, a algo tan sencillo como crear: crear para el tiempo, para la continuidad inevitable de la cultura del hombre, la que el hombre necesita para su pervivencia y justificación. Éste es el caso feliz de Antonio Fernández-Molina, auténtico paradigma de poeta.

Gabino-Alejandro Carriedo