Descripción
Prólogo de Antonio Fernández Molina
Este hombre es el ingenio más frenético y más desarreglado de nuestra época (…) Su cerebro es un hervidero de ideas y de paradojas, un bullir continuo de proyectos, razonados unos, ilógicos otros, de planes políticos, sociales, mercantiles, de todas clases.
Pío Baroja
Silverio Lanza: enigmático, mefistofélico. Aparece y desaparece. ¿Vive en Getafe? ¿No tiene una casa llena de misteriosos aparatos eléctricos que suenan en cuanto el visitante avanza el pie? Aparece, sonríe irónicamente, desaparece. Aparece, nos entrega un libro lleno de cosas raras, desaparece. Aparece, lanza un discurso incongruente, desaparece.
Azorín
Lanza fue el primer inventor fantástico, el que primero inquieta la literatura con un deseo de invención, y por eso todos esos inventores que hay en las obras de Baroja, toda esa afición a la invención procede de las novelas del gran Silverio Lanza.
Ramón Gómez de la Serna
Silverio Lanza es sin duda uno de los personajes literarios más singulares de nuestras letras. Su figura está aún por desentrañar pues su obra se produjo en muy especiales circunstancias que él mismo cuidaba de fomentar, siguiendo los imperiosos dictados de su manera de ser.
Antonio Fernández Molina
Recordar a Lanza no es resucitar a un muerto, sino penetrar más profundamente en la entraña de lo más vivo, para extraer todas sus resonancias potenciales.
Ricardo Senabre